sábado, 31 de mayo de 2008

La incertidumbre del abismo


LA INCERTIDUMBRE DEL ABISMO



Hoy se cumplen dos años de constantes tratamientos, de cuatro citas semanales, y de cinco horas sentado en un diván en el cual transcurría su historia, su vida. Era común encontrar en aquella habitación grandes enciclopedias patológicas, los retratos del bien conocido Sigmund Freud, el diván, el escritorio lleno de papeles, y de archivos de sus pacientes más críticos. Cabe mencionar que en cada sesión Stevenson debía tocar cuatro veces a la puerta, siendo la única forma de que el Doctor Gregory fuera a abrir. Sin embrago, hoy es un día diferente para la vida del doctor. Hace dos años que murió su esposa, de un cáncer que le arrebató la vida, los sueños y sus ilusiones de abogacía. Dos años en que su vida se ha encontrado sumergida en un abismo oscuro y profundo. Era un hombre rutinario, ordenado, acostumbrado a su soledad. Creía que una gran disciplina en su cotidiana vida era la única manera de poder interpretar el desconcierto y el caos de sus pacientes día a día. A pesar de sus 55 años, consideraba fielmente estar en buenas condiciones tanto física como mentalmente. Todos los días en su rutina diaria acostumbraba pasear por las calles de Surim Cape, y por el maravilloso restaurante italiano, en donde él y su esposa almorzaban en aquella época en que su vida era incierta, claro, menos de lo que es ahora que se encuentra en medio de su vida o la de seres más cercanos.
Ya era medianoche se sentía muy cansado y en medio de un revoltijo creciente, pasan algunos segundos y el teléfono suena, pensando (en quién podría ser y a estás horas de la noche).......decide levantar el auricular.
Diga, ¿Quién habla? Conteste por favor. y entonces decide colgar ( como se pierde el tiempo en absurdas bromas telefónicas). En el momento en que toma su chaqueta y camina hacia la puerta, suena nuevamente el teléfono, vacila unos instantes en contestar, pero finalmente lo hace.
- Hable de una vez ¿Quién es?, ¿Qué desea?
- Ya te ibas, tan pronto Doctor Gregory
- ¿Con quién hablo?
- Con algún momento de tu pasado incierto
- Por favor no estoy para bromas (con intención de colgar)
- No te atrevas a colgar, no te conviene.........
El Doctor Gregory inspiró hondo otra vez, pensando en que las amenazas eran muy comunes, más en el mundo que vivía y con el renombre con el cual contaba, pero profundamente aquellas palabras comenzaban a inquietarle por completo.
- Doctor, sigue ahí...sabe no sería bueno llamar a la policía, usted bien sabe que lo tratarían de demente, aunque ni usted lo crea
- Qué quiere ¿dinero acaso?
- Mmm....aquí comienza el juego. Antes lo necesité, a él me aferré, ahora nadie puede vivir sin él.
- ¿No es cierto Doctor?, pero a usted nunca le ha hecho falta, grandes lujos, autos, una casa de verano en Miami, una consulta propia, su sueño como psicoanalista, el reconocimiento, la fama, un fiel seguidor del Padre Freud, siempre presente al lado de su escritorio junto a la enciclopedia de Patología General. ¿Me equivoco en algo Doctor?, puedo seguir con la descripción, pero eso sería demasiado fácil y no me proporcionaría la satisfacción necesaria, la que ha mantenido en pie el deseo de arruinar su vida. Había pensado en matarlo, pero eso sería trivial y no va conmigo, eso se lo aseguro, así que he decidido que usted elija entre su vida o la de alguien muy cercana a usted.....,píenselo después de la muerte de su mujer ¡Qué tragedia, no¡, sería muy triste lamentar otra muerte que tuviera un único responsable. La muerte es una palabra muy interesante, podría significar la ruina social, la bancarrota, tantas cosas innumerables y poco creíbles en una persona de gran alcurnia como usted. ¡no¡.
- Basta, es usted un demente....
- No creo, lo dudo. Hoy comienza el fin, lo voy a estar esperando cara a cara, para cobrar lo que no se paga con la muerte, sino con el sufrimiento, con lo que yo algún día de mi vida padecí, escuche:
- Buscar, buscar, buscar, pero jamás encontrar
Puede ser de aquí o de allá
Al volver la vista atrás
Veinte años nada más. (colgó)

Un instinto aterrador corrió por las venas de aquel hombre que gritaba el nombre de su esposa, lloraba como nunca lo había hecho en su vida, él no la ayudó. Tuvo por esos tiempos un profesor asesor muy conocido, respetable, (que le daría la espalda) dentro de la Sociedad Psicoanalítica, lo ayudaba en sus sesiones, en las primeras interrogantes a cerca de su profesión. De cierto modo lo inquietaba el sólo pensar en la posibilidad de que sus terapias no dieran resultados en sus pacientes más críticos y que alguno de ellos fuera el autor de una terrible implícita amenaza: el suicidio.
Él hubiera sido distinto, pero nadie hizo nada por él y sus hermanos, luego de quedar desamparados, ni siquiera su abuelo. Él los odiaba los aborrecía, por ser engendros de su hija, una cualquiera, que un día cansada de los abusos de su padre, la pobreza, decide marcharse lejos, en donde un maldito día (como lo diría ella a sus hijos reiteradamente) conoció a un marinero, con mucho dinero, creyendo ella que por primera vez en su vida había encontrado el amor y la......
El calor de la mañana parecía burlarse de él y vio como el sudor comenzaba a invadir su traje. Creyó que lo seguían, pero no quiso comprobarlo. Se encogió de hombros y paró un taxi en la esquina. Al momento de pagar le dice que por favor lo lleve al hospital psiquiátrico de la ciudad. Tranquilo, quizás absorto mira por la ventanilla del auto, la ciudad, los niños jugando, los perros en la calle, el vendedor de helados (empecinado a pesar de la lluvia), el fotógrafo de la plaza, el pintor que inmortaliza a las personas en sus retratos. Un freno casi ensordecedor lo saca de aquel cotidiano mundo, se percata de que el auto avanza, pero luego cambia de dirección hacia el centro ferroviario. Consternado dice ¿Qué sucede? ¿Acaso no me escuchó?, yo no voy hacia allá. Tan pronto te olvidaste de mí, Gregory, tengo una sorpresa para ti, bájate (en ese momento llegan dos hombres, lo apretan del cuello para que no pueda hablar). Ves aquel hombre sentado frente al ferroviario, ¿te parece conocido? (desesperado por no poder hablar se da cuenta de que es Stevenson el que está allí). No te pierdas de este espectáculo Gregory, mira. ( en ese momento ve como Stevenson uno de sus pacientes más críticos camina hacia el ferroviario y desaparece entre el paso del tren). Helado por completo ante la incierta escena, una más de su incierta vida, cae al suelo en un llanto desesperado, mientras ve que todo a su alrededor transcurre rápidamente, y la sirenas se oyen llegar. Como si nada hubiera pasado, como si todo hubiera sido un sueño, despierta, pero no en su casa, no en su cama, sino en la comisaría y acusado de haber empujado hacia el tren aquel hombre al cual no pudo ayudar. Luego de constantes interrogatorios, fue llevado en un camión, no muy decente, por así decirlo, a otra prisión de alta seguridad, en donde habitaban seres ajenos a la sociedad. Muy cerca del lugar de destino, el camión es obstaculizado por dos autos y cuatro camiones brindados, luego de una gran balacera Gregory logra ver la luz, la libertad, las puertas se abren, el siente el olor a mar, la brisa, el sonido de las olas. (Suéltenlo y márchense de aquí, déjenme solo con él) ....entonces todos se marchan y sólo se escucha el sonido del viento, hasta que la voz de Gregory interrumpe el tormentoso silencio: ( al quitarse la venda de los ojos no puede creer lo que ve).
- Un soplo de aliento fugaz sale de su boca: tú… Stevenson
- No puede ser, tú estás muerto, yo vi cuando te lanzaste al.....
- Me lancé o tú me empujaste Gregory
- ¡Oh, Dios que sucede conmigo¡
- nada, acaso Stevenson nunca te habló de mí, de su hermano gemelo
- ¿Qué? No puede ser, el no tenía familia, estaba solo, más que yo ahora.
- sin tu mujer, claro, ¿Qué ingenuo fuiste Gregory?, cuatro citas semanales, trastorno maniático-obsesivo, crisis, depresión, ¿Qué más tenía mi hermano?, bueno él también fue ingenuo pues lo utilicé para llegar a ti, el terminó con su vida, es cierto siempre fue débil, desde pequeño, cuando mi madre aún vivía, y aferró sus esperanzas en un incierto recién formado psicoanalista, que no supo escucharla, y que simplemente no la ayudó, sino que la condujo a que tomara la decisión de suicidarse, ahorcada en el baño la encontramos yo y mi hermano, eso marcó para siempre mi vida. Durante todos éstos años he estado alimentando el odio a cuanta persona le dio la espalda a mi madre (mientras seguía hablando con la rabia en los ojos el Doctor Gregory ve tirada en el suelo una arma y no duda un segundo en tomarla)
- Nos vemos las caras como dijiste la primera vez
- Tú no serías capaz de acabar con Stevenson, eso iría en contra de tú ética como psicoanalista si es que alguna vez en tu desgraciada vida lo fuiste, sería como volver a matar a tu esposa, a mi madre, a Stevenson y a todas las personas que nunca pudiste ayudar, las abandonaste a su suerte, a la muerte. Acéptalo Gregory, eres un fracasado, mereces mucho más que el dolor que reflejan tus ojos, mereces lo que yo sufrí, los abusos y maltratos de mi padre, la marginación social, la pobreza, el ser apuntado con el dedo, que me dijeran hijo de perra en el colegio cada vez que me veían pasar, es un odio demasiado grande, inalcanzable ante los ojos de un bastardo como tú.
- Vamos termina con todo esto, ¿qué esperas?, dispara.........
(un estruendo se oyó en lo alto del cielo, otro se lo llevó el viento, el mar...)
Ahora el sabor del aire era amargo, el suelo de aquella playa se bañaba de sangre y de dolor, a lo lejos se escuchaban las sirenas…….








Elaborado a partir del libro El psicoanalista...

jueves, 1 de mayo de 2008

Noche Profunda

Noche profunda

5:00 AM, nadie recorre las desoladas calles de mi mente, dos opciones frente a mí. Finalmente decido tomar el camino derecho, en el camino que dejé no hay nada más que silencio. Dan las 6:00 AM, y ya sólo queda la mitad del reloj. Hago parar el ómnibus de los recuerdos, subo, comienzo a nadar en el aire denso y sombrío de mi mente, ¡ahí van los amigos¡ la escuela, el padre que nunca regresó, la guerra que arrebató de mí, los sueños, la vida. Mis parsimoniosos pasos caen como gotas de agua, ¡ven Mozart¡ que perro tan travieso. A lo lejos se ve una luz, que me lleva a través de ella. Ahora despierto, mi cuerpo ya no es el mismo de antes, veo a mi madre, a mi hermana, a Mozart, a dos señores vestidos completamente de blanco, que muestran mi reloj hecho polvo, más allá veo a mi padre, pero no aquel coronel de guerra, rígido como en las fotos, sino a un pordiosero, derrotado por el paso del tiempo. Se acerca, llamándome hijo. Pestañeo una, dos, tres veces y veo una realidad distinta que jamás habría esperado, pienso que es un sueño, el más maravilloso de todo el mundo. y vuelvo a cerrar los ojos en una noche profunda.

Alyehs